jueves, 9 de octubre de 2008

Tres días con J

Esta semana he pescado con un amigo del otro lado de los pirineos, J. Es una persona dificil de asombrar, pues ha pescado en muchos ríos de Europa muy distintas especies de peces y sobretodo de gran tamaño, por lo que el reto era dificil. Dificil porque, aunque en Zamora hay una maravillosa naturaleza, es dificil igualar las "selvas" que hay al norte de España. Eran tres los destinos que nos propusimos: dos ríos, Esla y Duero, y un embalse, Almendra.





Primero probamos suerte con el maravilloso Esla, el cúal encontramos con un caudal perfecto para pescar y aguas transparentes, con sol y 21ºC. Este día pescamos por la mañana con David y la cosa no nos fue nada mal. Los peces subian bastante, aunque rechazaban la mayoría de las veces. Subían con desgana, demasiado lentos y a veces eso provocaba que cuando el pez quería tomar la mosca, ésta ya había sido arrastrada por la corriente y el pez fallara la toma de la artificial. Con paciencía y pescando casi siempre al agua (es decir, detrás de cada piedra) lográbamos ir sacando peces, entre rechaces y rechaces, algún pez se apiadaba de nosotros. En total entre los tres pudimos sacar entre 20 y 25 peces.





Las moscas triunfadoras una especie de hormiga hecha con un cilindro de foam y con un hackle negro en medio, y un saltamontes de color tan, que imitaba perfectamente a los miles de ellos que saltaban por las orillas del Esla. A la chernobil ni caso, al igual que al escarabajo.





El segundo día nos llegamos a Almendra. Estaba bajo y con las aguas con una transparencía que dejaba ver hasta dos metros de profundidad, día de mucho sol y unos 23ºC. La jornada la podemos dividir en dos perfectamente diferenciadas, con calma total en la mañana y con fuerte viento por la tarde.


Por la mañana el agua como un plato, peces con ganas de subir a mosca seca, pero no a cualquier cosa. Subieron mejor a hormigas con alas y pequeños escarabajos. La chernobil y los grandes bichos de foam provocaban demasiado escándalo para un día tan calmado y solían provocar el rechace de los peces e incluso su espantada.




Por la tarde comenzó el viento y los peces reactivaron su actividad hasta bien llegada la tarde, prácticamente hasta el anochecer. Si por la mañana la chernobil provocaba el rechace, por la tarde con grandes olas en el embalse, atraia a los peces incluso desde más de un metro de profundidad. Era curioso ver como los barbos podían descubrir la posada de una chernobil entre las olas, síntoma de que estaban muy atentos de todo lo que el viento les traía, seguramente gran número de saltamontes y bichería variada. Aún así tubímos muchos fallos (rechaces¿?) por parte de los peces, pero es que las olas movían mucho la artifical y a los peces les costaba tomarlas, recordemos que los barbos son peces de profundidad y fallan más las tomas en seca.



Al final de la jornada pondríamos en tierra una docena y media de peces y tubimos varias roturas.


El tercer día fué complicado. Nada más levantarme por la mañana ya estaba lloviendo y tras deliberar con mi amigo, decidimos bajar al Duero, a pesar de que no eran ni mucho menos, las mejores condiciones para pescar. Río algo alto, turbio, cielo nublado, viento moderado y a ratos lluvia intensa, condiciones muy desfavorables para localizar los peces, los cúales no se mostraban muy dados a subir a seca, por lo que en el primer tramo de la jornada apenas pudimos sacar 6 o 7 peces, eso si, todos a seca, cabezonería ante todo. Todos a hormiga de foam en cilindro.




Despues de comer, pescamos la parte de arriba del tramo, con más lluvia, más viento y peces que no estaban por la labor. Alguna captura de tamaño a ninfa por parte de J y algunos fallos clamorosos por la mía.









Luego la lluvia nos dió un respiro y salió el sol. Lo suficiente para que los barbos se pusieran a comer a seca y así pudimos tentar durante casi dos horas unos barbos que nos dieron todo lo que durante la lluvia nos negaron. Llegaron a subirme 5 barbos a una hormiga Z sin dar un solo paso.





Luego se nos metió en el valle una tormenta con nubes negras y unos truenos que acabaron por echarnos del río a eso de las 6 de la tarde.





Esto es lo que han sido los días de pesca con mi amigo del otro lado de los pirineos. Pocas fotos, pero es que cuando uno está centrado en pescar se olvida de la cámara y del tiempo. J se ha quedado pescando mi tierra unos días más, yo por desgracía tube que volver a Galicia al trabajo, espero que se le dé mejor y cuando regrese ya subiré las fotos que me mande.