domingo, 28 de diciembre de 2008

Frío

El frio ha sido el protagonista todos estos días de vacaciones, esperado por otro lado.
Los barbos han estado apáticos y aunque cada día de pesca he podido ver docenas de ellos, han hecho caso omiso a mis moscas, e incluso no se han inmutado con mi presencia. Creo que “agostean”, aún con varios grados bajo cero.

Con este panorama decidí dedicarme a los lucios, pero la cosa no ha estado como esperaba, o más bien como deseaba, pues el resultado si fue el esperado, es decir, con el bolo como protagonista. Y si la cosa hubiera acabado en bolo, me hubiera conformado, pero no bastó con eso sino que partí la cola en dos ocasiones, perdí media caja de moscas arriesgando demasiado en los lances pensando, iluso de mí, que así podría conseguir alguna captura.
El primer día que les dedique la cosa no pudo empezar mejor, un buen lucio de unos 70cm. y otro que me atacó la mosca hasta en cuatro ocasiones pero que no logré clavarlo; también vi otros lucios a los que le lancé el streamer pero que no estaban activos, todo en un pequeño río y en apenas un par de horas. Aquí se acabo mi suerte.

Luego le dedicamos la primera jornada a Ricobayo, un día infernal, de viento y frío, pero sin suerte, solo uno de los cuatro pescadores que íbamos clavó un lucio de unos 60cm.




La jornada de la que más esperaba era la que le dedicamos al Órbigo, pero los resultados fueron escasos. El día y el río preciosos pero solo revolqué un lucio no muy grande y otro que atacó el señuelo. Este día rompí la cola por primera vez.
Mi compañero no logró hacer salir a ninguno de su guarida. Casi 6 horas de pescar con el agua al pecho, con un frío terrible y orillas congeladas.

A Almendra fuimos con 3 grados bajo cero, con un embalse con aguas transparentes y piedras congeladas por las heladas.
Con bastante ánimo, David, Paulino y yo mojamos nuestras moscas, en zonas apetitosas, con muchas posturas, con grandes árboles sumergidos, pero con el triste resultado de un bolo, un lucio enorme que siguió la mosca de David y una cola de rata rota, la mía de nuevo y esta vez irreparable, pues la mitad ha quedado debajo de las aguas del embalse para siempre.

En cuanto recibí mi nueva línea, servida por Jon Huerga en menos de 24 horas, me acerqué por segunda vez a Ricobayo, en un día de sol que acabé pescando en camiseta. Los lucios, tímidos y seguramente de menor tamaño, solo me “mordisqueaban” las colas de los streamers y no logré clavar ninguno. Los escasos resultados los conseguí pescando muy despacio y trayendo la mosca a muchos metros bajo el agua, arrastrándola por el fondo en muchas ocasiones. Vi como unos pescadores a spinning sacaban un gran lucio de unos 8-10 kg. y al intercambiar opiniones con ellos, coincidían conmigo en que sufrían pequeñas picadas, sin lograr clavar y a varios metros de profundidad.
Luego entre comidas familiares, resacas y demás, ya no tuve tiempo para volver al río, así que considero cerrada la temporada por este año. Después de año nuevo iniciaré la del 2009, pero esta vez será en el mar.