domingo, 27 de septiembre de 2009

Chernobil Ant

La Chernobil Ant es un engendro de mosca de origen yankee. En principio creada para pescar las grandes truchas patagónicas, desde hace unos años la estamos utilizando por estos lares para la pesca del barbo. Aún recuerdo la cara que me ponían algunos mosqueros cuando me veían con estas moscas atadas al final de mi bajo. En aquella época las revistas del sector aconsejaban pescar barbos con las típicas hormigas con alas, la red tag o con escarabajos de foam.

Hoy día y debido a la publicidad que se le dio en internet, esta mosca es utilizada por gran número de mosqueros que van en busca de barbos, mostrándose una mosca muy efectiva, sobre todo los días de viento, en los que otras moscas pasan desapercibidas entre las olas y los días en los que los peces están algo más profundos. También hay que añadir, porque es cierto, que esta mosca recibe muchos rechazos, pero como atrae tanto a los peces, merece la pena que la mitad la rechacen, eso siempre será mejor que no nos suba ninguno porque no les llamamos suficientemente la atención.

Los colores quedan a gusto del montador, pero personalmente los que más utilizo son: arriba negro – abajo naranja, arriba negro – abajo tan, arriba marrón – abajo tan y arriba negro – abajo negro. Desde luego hay mil combinaciones posibles y debe ser el mosquero el que decida cuáles son las que mejor funcionan en su zona y que insectos quiere “imitar”.


Ficha de montaje:

-Anzuelo: 2X-3X largo y 2X fuerte, desde el Nº 6 al 14.

-Seda de montaje: 3/0 al 6/0 del color que se quiera, pero importante que sea plana para no cortar el foam con la seda al apretarla.

-Cuerpo: dos planchas de foam de 2mm de grosor cada una.

-Indicadores: pequeñas tiras de foam de colores vivos: rojo, blanco, amarillo… etc.

-Patas: de goma o silicona.



Consejos de montaje:

Antes de atar el foam, recorreremos la tija del anzuelo con el hilo de montaje, separando las vueltas y luego dando una pequeña capa de pegamento rápido, así conseguiremos que el foam no gire y que la mosca aguante alguna captura más. Al atar el foam, las primeras vueltas serán algo más flojas, apretando las últimas un poco más, si lo hacemos al revés es muy posible cortarlo con el hilo de montaje.

La patas hay que intentar atarlas entre las dos planchas de foam, si las atamos justo en alguna de las planchas de foam se cerraran mucho y no quedarán en forma de X. No cortéis las patas muy cortas, tiempo hay de hacerlo, dejarlas un poco largas para que se muevan. Una vez acabada la mosca deberemos repasar con pegamento rápido cada zona donde se vea el hilo de montaje, para alargar así la vida de la mosca.

Espero que le saquéis a esta mosca tanto partido como se lo he sacado yo y os lanzo un reto: cuando vayáis a pescar truchas, aunque sea un río puro de alta montaña y una de esas grandes truchas resabiadas os rechace todas las moscas de vuestra caja, probad a lanzarle una pequeña Chernobil en un anzuelo del #12-14, tal vez os llevéis una sorpresa.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Apuntes de pesca en embalse

Llevo pensando un tiempo que hay muchos detalles en la pesca a mosca que nunca me acuerdo de exponer en mis entradas. Pequeños detalles que por sí solos no dan para una entrada pero que entre todos si dan. Empecemos pues.

El otro día pescando una zona complicada de Almendra me acordé de que siempre aconsejo en embalse pescar en pantalones y botas en vez de con wader. Hice unas fotos de la zona que pesqué y aqui os dejo una. ¿Que preferís para caminar por aqui, botas de montaña o wader? Yo me quedo con las botas...


Os dejo una serie de fotografías donde se aprecian los peces debajo del agua y que aspecto tienen a nuestros ojos.

En esta primera foto, realizada cuerpo a tierra encima de unas rocas altas, podemos ver un grupo de barbos comiendo encima de unas rocas sumergidas.




Para que quede claro donde están los peces.



Estas otras fotos son de peces vistos al mismo nivel que la orilla. Más dificiles de apreciar debido al viento y a que los barbos se camuflan muy bien.

Ahi está el barbo!

Mismo sitio, segundos más tarde. ¿Cuántos barbos hay? ¿Uno?



Aunque no se aprecien bien al 100%, se intuyen cuatro barbos.


Otro tema que quería comentar, el ganado que nos encontramos por las orillas. Las vacas, por norma general son pacificas, pero hay otras que no, que son vacas bravas. Yo como no se si son bravas o no, cuando me acerco a ellas ya tengo previsto encima de que roca me voy a subir si salen en busca mía.

Estas no parecen bravas ¿no?
Y algo que me he preguntado muchas veces ¿qué le parecerá a nuestros peces que los pinchemos con nuestros anzuelos, aunque luego los soltemos?

domingo, 20 de septiembre de 2009

Tricóptero de cuerpo en foam

Inauguro mi sección de montaje con este gran tricóptero, de cuerpo de foam, alas en culo de pato y sección de ala de pavo barnizada, hackle de gallo rojo y anzuelo del nº12.

No sé si existe o no este montaje, pero si soy sincero cuando os digo que se me ocurrió un día buscando un tricóptero diferente a los habituales de CDC, de pluma de León o ciervo. Buscaba un gran tricóptero, de alta flotación y visibilidad, en principio destinado a los barbos, pero que ha resultado un gran aliado en busca de truchas en el río Miño, en las corrientes entre los pasillos de ovas. Por su tamaño lo considero una mosca atractora, pero que a su vez lleva materiales que le dan bastante realismo.
El anzuelo utilizado es fuerte, de acero y carbono, pero ligero, en concreto un Hayabusa, FLY372 del Nº 12.


El cuerpo lo forma una tira de foam, doblada y atada abrazando el cuerpo del anzuelo, procurando formar pocos segmentos, para no aplastar mucho el foam y tenga más flotabilidad.


A continuación he colocado una pluma de cdc para formar el bajo ala, que nos dará flotabilidad y sus largas fibras pueden imitar las patas del tricóptero. Luego se cortan dos secciones de pluma de pavo barnizada y se colocan un poco montadas una encima de la otra, pero una a la izquierda y otra a la derecha.


Para finalizar un generoso hackle rojo de cuello de gallo, que es menos rígido que la pluma de colgadera

domingo, 13 de septiembre de 2009

Días de Viento

El viento, para muchos pescadores a mosca un incómodo compañero de pesca. Sin embargo, los que somos asiduos a la pesca en embalse, le sabemos sacar su partido, llegando incluso a desear nada más llegar a orillas del mismo que se mueva el aire, sobre todo en verano.

No, no soy masoca, no me gusta pelearme con el viento, no me gusta que me meta la linea encima y haga que la mosca me golpee, no me gusta perder en precisión y no me gusta perder en visibilidad bajo el agua.


¿Entonces qué es lo que le veo de positivo al viento cuando pescamos en embalse? Pues que los peces se activan. Me explico. Muchos días, sobre todo los de verano, esos en los que el sol abrasa el embalse día tras día, los peces parecen “aplatanados” o que “agostean”, eso es, que están ahí, inmóviles, no hacen caso a nuestros señuelos e incluso ni se asustan ante nuestra presencia o todo lo contrario, el agua está tan en calma y transparente que a una veintena de metros los peces ya salen huyendo y cuando conseguimos acercarnos, rechazan sin piedad nuestras moscas. Entonces aparece el viento y con éste las olas. El viento arrastra semillas e insectos de la orilla al agua y las olas remueven los fondos poco profundos y a su vez atrapan hormigas y otros pequeños seres que pululan por el borde del agua. Los peces no son ajenos a este banquete que se les ofrece y se activan.



Cazadores y recolectores

Esta es la división que hago de los peces según su actitud en estos días. Están los cazadores, esos que recorren las orillas movidas por la olas, aprovechando las mismas para rebuscar entre la arena y las piedrecillas de las orillas, son peces nerviosos y agresivos que normalmente están con la mirada fijada en el fondo, buscando todas esas larvas que acaban de perder la protección de las piedras o la arena, pero que si conseguimos llamar la atención en la superficie entre las olas con una buena Chernóbil, no dudarán en subir fugaces y tomarla violentamente, fallando muchas veces a la hora de tomar la mosca, pero que la volverán a atacar en reiteradas ocasiones hasta que podamos clavarlos. He visto barbos subir desde dos metros de profundidad hasta media docena de veces seguidas en busca de una gran Chernóbil que no conseguían atrapar entre las Olas. En estas condiciones los peces se vuelven realmente vulnerables y confiados, pudiéndonos acercar bastante y suelen tomar cualquier mosca en superficie que les llame suficientemente la atención, por eso utilizo moscas tipo Chernóbil, grandes y llamativas.


Luego están los recolectores que están en zonas algo más profundas y algo resguardadas del viento, pero que están atentos a todo lo que cae al agua arrastrado por el viento. Son peces que se encuentran activos, se mueven mucho por la zona y como están en aguas resguardadas y sin olas tienen buena visibilidad y pueden detectarnos rápidamente si no nos ocultamos lo suficiente entre las rocas de la orilla. Pueden detectar una mosca que les cae a dos o tres metros de ellos y se abalanzan rápidamente a por ella pero no son tan confiados y si la mosca no se parece un poco en color y tamaño a lo que ellos se están cebando, la rechazarán.



En esta pequeña recula, resguardada por el viento, un barbo se cebaba a toda clase de pequeños insectos arrastrados por el viento y que flotaban en la superficie del agua.



Cuando pescas un barbo y crees que ya lo tienes orillado no debes bajar la guardia, suelen tener guardada una última arrancada que si te sorprende puede partirte el bajo.


Este bigotes tomó una pequeña mosca negra con total confianza.



Te has ganado la libertad!!!

La precisión en el lance estos días, como es lógico, será inferior, pero no necesitamos precisamente posadas “dulces y delicadas” de la mosca, sino todo lo contrario, debemos de golpear el agua y llamar la atención de los peces cazadores así que aunque nuestras posadas sean algo bruscas no pasa nada. Los bajos deben ser cortos y rápidos, para poder estirarlos incluso con viento en contra (y que la mosca no sea arrastrada por el mismo) y posar fuerte en el agua. Ya hablé en su día que para embalse es mucho más versátil una caña de línea 7 que una de línea “truchera” del 5; muchos se convencerán pescando un día con fuerte viento, sufriendo porque con una línea 5 no es capaz de poner una gran Chernóbil con una mínima precisión a seis u ocho metros.


Una caña de numeración adecuada nos vendrá muy bien no solo en el lance, sino a la hora de pelear los peces, sobre todo si no podemos darle backing debido a los obstáculos del embalse. La caña de la foto es una Powell Timax de linea #7 y es doblada así por una carpita de unos dos kilos, no quiero imaginar lo que haría con mis cañitas de trucha.


Y aqui tenemos al "pequeño tractor".




Haciendo el indio
Así llamamos mi amigo David y yo el acercamiento a los barbos cuando el mismo es agachado, casi cuerpo a tierra, “recechando” los peces y escondiéndonos detrás de rocas y obstáculos.


En esta fotografía podemos ver a David intentando acercarse a una zona de barbos recolectores que están comiendo todo aquello que el viento les arrastra de la orilla.



En esta otra toma David intentará con el viento en contra, lanzar a unos cazadores que se encuentra a un metro de profundidad y que están removiendo las piedras del fondo.

Como última reflexión decir que entrenes el lance todo lo que puedas. Bastantes han sido los pescadores a mosca que han venido conmigo a pescar barbos y carpas, con un nivel de lance medio-bajo, que les sirve para ir apañando con las truchas más o menos, pero que con los ciprínidos se han llevado una cura de humildad porque con estos peces el lance tiene que ser PERFECTO, máxime los días de viento, donde la dificultad para ser preciso es máxima. En este tipo de pesca el SABER LANZAR BIEN significa pescar MÁS PECES y con menos dificultad. Y no soy el único pescador de carpas y barbos que piensa así sino fijaros en el título que han puesto unos amigos portugueses a su DVD de pesca de carpas y barbos a mosca: Carpas á pluma. Faça o lançamento perfeito. El título lo dice todo.