viernes, 16 de julio de 2010

Selva de Oza


Uno de los privilegios de vivir en Pirineos es poder pescar en lugares de una belleza incomparable. Uno de estos rincones es la Selva de Oza, encuadrada en el Parque Natural de Pirineos Occidentales y en donde aún sobreviven algunos osos. Viendo las fotos creo que no hay que explicar mucho el por qué del nombre "Selva" de Oza. Su río principal es el Aragón-Subordán, un río que conocí hace diez años y del que me quedé totalmente prendado desde el primer día.


A eso de las 07:40 h. ya estaba preparado para entrar en el río, aunque el sol aún no habia conseguido penetrar en el profundo y estrecho valle, que más que valle parece cañón.


Justo entraba yo, salia un pescador de ahogada con muchas prisas. Le pego un silbido para poder hablar con él y repartirnos el tramo y asi poder pescar más cómodos los dos, pero este señor me dice que ya se va para casa y con mucha prisa se monta en el coche y sale pitando. Mal rollo, creo que escondía algo.


El río baja algo bajo, pero perfecto para intentarlo a seca, aunque por ser una hora temprana la visibilidad se reducía mucho. Además había bajado al temperatura repentinamente la noche anterior llegando tan solo a los 10ºC a esa hora de la mañana.


Voy pescando a mosca seca, con tricópteros en pelo de ciervo, pero a penas me suben dos truchillas que no logro clavar. Durante dos horas pesco y pesco sin mucho éxito. Solo cuando asomó el sol por encima de las montañas logré clavar mi primera trucha, una bonita fario que entró sin miramientos a un tricóptero hecho con alas de becada y hackle en liebre ártica, un regalo de Paco "Maravillas". Esta mosca realmente es una pasada.




En este precioso pozo veo por primera vez cebarse a las truchas. Logro distinguir volando dos tipos de plecópteros, uno grandote y otro mediano y de color amarillo, posiblemente isoperlas grammaticas. También vuela una efémera grandota, lo que los catalanes llaman "tiruriru", de color rojo burdeos y con unos cercos enormes. Con un parachute de éste último logro levantar cinco truchas seguidas, aunque a la mano solo pude llevar una.


La librea de estas truchas es muy guapa, típica mediterranea con esa multitud de pintas.


Y como no, volvió a su medio, como deberiamos hacer siempre.


Poco a poco voy subiendo pescando, una trucha aqui, otra allá, aunque tengo que decir que tampoco es que estuvieran mucho por la labor y me tocó trabajar cada trucha de la docena y algo que clavé. Los sparkle comparadun de color oliva se mostraron muy eficaces con estas truchas, las cuáles tenian un tamaño majo, todas pasaban de los 22cm. e incluso una me partió al clavar, una lástima pues debia ser la mayor del día.
Sobre las 13h. el sol pega muy alto y yo aprovecho una pequeña salida en la enmarañada orilla para volver a la carretera pues más adelante el río se encañona y veo muy dificil el poder salir del río de una forma cómoda. Una pequeña caminata hasta el coche, donde me espera una nevera con unas cervezas bien frias, y doy por finaliza esta corta pero intensa jornada.