No puedo dormir, mañana me espera una jornada de pesca en la que tengo puestas muchas expectativas. Me levanto y enciendo el portátil, aprovecharé a mirar el tiempo para mañana a ver si me entra el sueño.
¡Cojones! Dan alerta amarilla por lluvia y tormenta. Pues mañana y pasado son los dos únicos días que libro esta semana así que subiré y si se pone fea la cosa para abajo de nuevo, qué le vamos a hacer... Aunque a 1.800 m. las tormentas tienen que ser una cosa realmente jodida...
A las 11 h. de esta mañana me he presentado en este pequeño riachuelo de alta montaña. Abajo, en los valles, está lloviendo con ganas, aquí de momento el tiempo me respeta. Para las 18 h. hay previsión de tormentas y fuertes trombas de agua, por lo que hay que aprovechar al máximo estas horas que quedan.
Junto al río pastan bastantes vacas. Yo que soy de la meseta, siempre desconfío del ganado pues en mi tierra es mucho el ganado bravo que hay en las fincas y dehesas junto a los embalses donde pesco barbos y no es raro el año que se escuchan noticias de ataques de reses bravas a pescadores. Está claro que estas vacas no son bravas, pero yo siempre las miro con recelo. Aún recuerdo una vaca de mi abuela corriendo calle arriba a mi hermano cuando era un crío.
Serán mis espectadores de lujo en este día que tanto promete...
...a parte de las marmotas, que en estas cotas están por todos lados.
Mi compañero esta vez, como en tantas, será de nuevo este chucho al que tanto cariño le tengo. La verdad es que llevaba varios días sin poder sacarlo al campo como él merece y ya lo notaba algo ansioso. Hoy desfogará, seguro.
Bajo unos cientos de metros aguas abajo para ir subiendo pescando. Me encuentro que en esta parte el río está algo tomado por consecuencia de un pequeño barranco que baja de otro valle más alto y que trae el agua color chocolate, probablemente a consecuencia de alguna tormenta.
Decido poner un tándem con un parachute de PLA y una pequeña ninfa de oreja de liebre color óxido con cabeza dorada. Primer lance, deriva y se hunde el parachute, clavo y ya tengo la primera trucha del día. Una preciosa trucha con un tamaño muy bueno para el tipo de río que es.
Cuando estoy desanzuelando este pez, veo por el rabillo del ojo que en la misma postura se ha cebado una buena trucha. Lanzo el tándem y no ha derivado ni medio metro cuando esta buena trucha toma violentamente la mosca seca. Buena pelea y al final a la sacadera. Uf! vaya comienzo!
Al agua de nuevo!
Sigo pescando y observo que las truchas están cebándose. Es algo nuevo para mi, pues siempre pesqué en la alta montaña al agua, nunca sobre cebadas.
Toy hoy se está comportando y de momento no se mete en ninguna postura. Se nota que hace frío y no quiere mojarse.
En unos 50 metros tengo infinidad de picadas y encontronazos con las truchas. Están eclosionando perlas máximas, isoperlas, pardones, tricópteros color paja y otras dos especies de pequeñas efémeras más. Las truchas se están poniendo las botas y las grandes están en postura.
Impresionante el tamaño de trucha que está saliendo. No me lo puedo creer. Las ves mover en la corriente o directamente cebarse, lanzas y suben totalmente francas y agresivas. A parte son muy saltarinas, nada más sentirse clavadas pegan unos saltos tremendos fuera del agua.
Estoy flipando. Esto parece un vídeo de esos caros viajes con los que tantas veces babeo, pequeños ríos con grandes truchas en paisajes de película. Por Dios que no suene la alarma del reloj y me despierte de este sueño.
Creo que Toy está igual de asombrado que yo.
Sigo subiendo y llego a un punto donde no veo cebarse ningún pez. El tándem lo he quitado ya que las truchas suben francas a la seca y así gano en precisión en los lances.
En la otra orilla veo un pequeño remanso, poso mi Royal Wulff y levanto mucho mi caña para que la corriente no tire del bajo. Un segundo, dos segundos..... y una enorme boca toma suave la mosca, clavo y la trucha corre río abajo sacándome unos metros de línea. Menos mal que voy con un 0,15 mm sino con tanta roca por medio ésta me parte fijo.
Tras una buena pelea logro meter en la sacadera a este truchón, el más grande del año hasta ahora. Y yo que pensaba que alta montaña significa truchas pequeñas!
Foto de rigor y al agua que seguro que eres una magnífica reproductora.
Después de liberar el pez no puedo por menos que gritar. Estoy feliz, eufórico. Está siendo una jornada para no olvidar en mucho tiempo.
Son las 13:30 h. llevo dos horas pescando y he traído a la mano 13 truchas, 5 de ellas muy guapas. Saco el bocata y me relajo un poco de tanta emoción.
He superado el barranco que me ensuciaba el río. Además me he fijado que le aportaba gran cantidad de agua, en esta zona alta el río viene algo más corto de caudal.
Como veo muchos pérlidos volando, opto por atar una mosca que me regaló Joaquin el año pasado. Se trata de una gran stonefly en foam y ciervo.
Las truchas, incluso las de pequeño tamaño, la atacan sin piedad y con gran violencia.
Poco a poco y trucha tras trucha voy subiendo. El río se encañona por momentos y se forman profundos pozos.
Con un parachute de falso hackle de PLA, con poste naranja para poder verlo bien con tanto reflejo, voy clavando unas cuantas truchas más. Todas tienen un tamaño entre 22 y 28 cm. que no está nada mal para un río tan pequeño.
Son las 16:30 h. y recuerdo lo que leí ayer sobre las tormentas que se formarían por la tarde, como voy a tardar una hora y media por lo menos en bajar de nuevo a la civilización, opto por recoger e irme. Con casi treinta truchas, y varias de tamaño excepcional, me doy no solo por satisfecho, sino casi por empachado.
Hoy ha sido una de las mejores jornadas de mi vida, no solo por las truchas y su tamaño, sino por el río, el pedazo de eclosión, el paisaje, la soledad, los olores, los sonidos y la aventura que es que en plena alerta por chubascos fuertes, cuando todos se quedaron en su casa, subas a la montaña y a penas te caigan unas gotas de agua.