lunes, 24 de diciembre de 2012

Barbos en Navidad. Level: Expert

Estoy preparando la mochila y la caña mientras escucho de fondo a los niño/as de San Ildefonso cantar el gordo de Navidad. No me ha tocado, me piro a pescar.
 
Hace mucho que mantengo que pescar barbos en invierno es posible, de hecho lo llevo haciendo años con mi amigo David. A pesar de que alguno aún lo ponga en duda y eso que le ponemos las pruebas de año tras año delante.
 

Me acerco al embalse con mucha confianza. No recuerdo el último bolo que hice en él. Hoy no hace mucho frío y había sol, aunque según llego al agua el día se va nublando hasta hacerse muy oscuro, dificultando mucho al visibilidad. Además el viento empieza a moverse bastante, pero no lo suficiente para que haya olas grandes, que sería mucho mejor para visualizar los peces.

El embalse se nota que ha bajado mucho desde la última vez que estuve y parece que sigue haciéndolo. Los peces están mucho más activos cuando el embalse está subiendo que cuando está bajando.

A todo ésto (por si fuera poco) hay que sumarle que estamos en diciembre, por lo tanto la dificultad en el día de hoy es mucha. Si fuera ésto un juego de la Play seguro que habríamos seleccionado level expert.


Aún así bajo al agua animado y más cuando a unos metros de la orilla ya empiezo a ver muchos peces. Serán barbos?


Pues no, son montones de carpas las que se ven en esta recula, hociqueando en el fondo bastante activas. No tardo ni cinco minutos en tener la primera clavada con una larva de quironómido roja. Escasa lucha, parecía un pez muy débil.


Decido pasar de las carpas. Yo he venido a pescar barbos, pero se ven pocos en esta zona resguardada del viento. Que se vean pocos es normal porque el día no acompaña, otra cosa son los que no se ven, que como eso, no se ven, no se si están o no ahí.


El primer barbo me lo encuentro muy atareado buscando algo en unas rocas sumergidas. Decido tirarle con un pequeño streamer color perla que monté este año para las truchas francesas y que están sin estrenar. Otros inviernos, los streamer me han quitado varios bolos.
Lanzo y según está el streamer bajando poco a poco el barbo se abalanza sobre él y lo engulle. Clavo y el pez da una escasa pelea para el tamaño que tiene. Nada que ver con los barbos de octubre, burros como ellos solos.


Éste es el mini streamer color perla y cola de olive-grizzly marabou.


Poco a poco avanzo hasta un saliente que yo llamo "el cabo de hornos", pues aquí pega siempre un montón el viento, pero suele ser una zona de paso de peces, por lo que es muy productiva.

Cerca de los árboles sumergidos, dos barbos me rechazan la chernobyl. Joder! pues no está el tema para andar fallando peces.


Si en la recula se veía poco, aquí aún menos. Por la espuma de la orilla parece ser que estos días atrás ha habido buenas olas. Hoy no es así, así que habrá que buscar barbos orillados, que son los únicos que aún se pueden ver.

 
Y tras esta pared sumergida, en el recodo, dos barbos se paseaban buscando algo que llevarse a la boca. No quería cometer el mismo error que con los dos últimos, y le pongo un bicho de foam negro de pequeño tamaño. Para estas zonas con poco oleaje y profundidad, son más efectivos los pequeños bichos que las grandes chernobyls.

 



Al primer lance el pez se gira y la toma franco. Da un poco más de pelea que el otro barbo, aunque no demasiada, a penas me saca cuatro o cinco metros de línea. Algo les está pasando a estos peces que están tan débiles. Aunque flacos que digamos no están...


Decido desandar poco a poco lo que ya he pescado, a ver si según avanza el día los barbos se dejan ver un poco. Pero cuesta muchísimo andar. El embalse ha dejado muchas zonas de barro y lodo al descubierto y las últimas lluvias intensas lo han dejado todo encharcado y muy blando. Constantemente hay que dar rodeos para no verse con el lodo por las rodillas.

En uno de estos rodeos me encuentro esta encina que ha quedado al descubierto al bajar el nivel del agua. Tremendamente gorda y bonita. Cuántos años tendría cuando le dieron muerte bajo el agua? No pude por menos de hacerme una autofoto con ella.

 
Miro mi reloj y marca las dos y cuarto de la tarde. Ufff! qué rápido se ha pasado la mañana. Más tarde, en el coche, comprobaré que este reloj no lo había retrasado en el cambio de hora y mi jornada ha quedado reducida a dos horas reales.
 
La vuelta al coche me lleva casi una hora de caminata entre barro, zonas encharcadas y rocas sueltas. Cuando no ves demasiados peces, al final haces muchos kilómetros. Menos mal que es invierno y no tenemos 35 ºC. Aún así, este paseo lo disfruto mucho, qué soledad!!!!
 
Ahora si, creo que estos peces son los últimos del año, salvo que mañana antes de la comida de Navidad me de la neura y me vuelva a acercar. Peor se está en casa!
 


jueves, 20 de diciembre de 2012

Los ojos más grandes que la barriga

El amigo Jacques me envía una serie de fotografías muy curiosas hechas en otoño en La Serena.






En su mail me explicaba ésto: "(...) Estos peces, muertos supongo desde hacía unos días, el aire los orillo direct live a mis pies en la Serena (donde hubo muchas hormigas mientras viajé por la zona)(...)"

"(...) El comizo media 41 cm y el pez gato un poco mas de 60cm y 3kg200. Este ultimo sin duda ninguna tenia los ojos mas grandes que la barriga como decimos por aqui.(...)"

Pero en este país seguimos pidiendo alóctonos a la carta. Unos piden truchas de origen desconocido, otros siluros, otros llenan ríos y embalses de alburnos como comida para los black bass, y un largo étc...
Hasta los pobres barbos están amenazados, algo que hace unos años ni se me hubiera pasado por la cabeza que podía ocurrir. Tendremos que pescar peces gato en un futuro, que tienen los bigotes más largos...

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Otoño 2012 (V) Se acabó lo bueno

En algún momento se tenían que acabar las vacaciones de otoño, y ese momento llegó. Con algo de tristeza y un poco de melancolía, afrontamos nuestro último día barbero del otoño. 


Elegimos de nuevo la zona de "el castillo". Un sitio que a Teresa le motivaba más que otros, pues es más rocoso, menos uniforme y sobretodo hay más alturas. La pequeña isla, vista desde lejos, parece albergar un pequeño castillo, aunque en realidad solo se trate de un conjunto de rocas apiladas caprichosamente.


Ella haría de nuevo de fotógrafa y exploradora. Yo mientras tanto pescaría todo concentrado, sabiendo que tal vez sean los últimos barbos del año.

El sol brillaba en todo lo alto, aunque no hacía calor; una suave y fresca brisa impedía que el día se tornara cálido y a su vez rizaba el agua, lo justo para pesar cómodo y pasar más desapercibido.


Los protagonistas serían de nuevo los árboles sumergidos. Lejos de ser un estorbo, a mi me resultaron un aliciente, pues era un reto el poder sacar cada barbo clavado, había muy poco margen para carreras y florituras. Los peces que se soltaron, al final, superaron a los que logré llevar a la mano.


A pesar de todo, las capturas se sucedieron una tras otra, sin llegar a ser facilones, pero al que te conseguías acercar sin ser visto, subía franco.



Teresa a su ritmo por los riscos, eso si, alejada del agua, que si llevas a alguien caminando por la orilla delante de ti, el día puede llegar a ser un fracaso absoluto.


¿Veis algún obstáculo?


Y posando para la foto los tres protagonistas: el barbo, el pescador y la encina sumergida. Una mezcla que la mayoría de las veces no sale bien.

Cuando el sol estaba en todo lo alto, decidimos irnos a comer a "la otra encina". Sin muchos lujos. Una mesa de camping, dos sillas, la nevera y el único lujo de verdad: un termo con café bien caliente para después de comer y para otro a media tarde.

Pocos restaurantes tendrán estas vistas. Disfrutar de una comida en un sitio así, con la chica que quiero y de fondo un "castillo" en una isla, es una de las mejores cosas que me han pasado este año.


Por la tarde cambiamos de ubicación a la encina original. Allí con el coche se quedó Teresa leyendo al sol, con su café y sus cigarros.
Por mi parte decidí darme una hora y media más de pesca, antes que el sol cayera definitivamente y los peces se dejaran de ver del todo.


Según caía la tarde, los colores se tornaban más suaves, creando preciosas estampas, como esta pequeña laguna, alejada unos metros de la orilla del embalse.


Las capturas fueron muchas más de las esperadas, tantas como las de la mañana, aunque sin roturas por ser una zona más despejada.

Pronto me di por satisfecho y decidí volver al coche. Por el camino me encontré a mi chica que paseaba buscándome y juntos regresamos a la encina.


Tras cientos de kilómetros hechos en una semana, pusimos fin a estas vacaciones de otoño. Unas vacaciones muy especiales.

Puede que estemos en época de crisis, de recortes y sacrificios. Puede que el desánimo, desmotivación o hastío se intenten apoderar de nosotros. Pero disfrutar de unos días con la gente que quieres, en contacto con la naturaleza, respirando aire puro, realizando lo que más te gusta, junto con la persona que amas, es algo que ningún político de tres al cuarto te va a arrebatar. A veces, cuando me encuentro de bajón, miro estas fotos y me doy cuenta que lo importante en mi vida no es la prima de riesgo ni su puta madre. Lo importante de mi vida es vivirla, y vivirla junto a los que quiero.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Montajes de Invierno (V)

Las nieves volvieron de nuevo al Pirineo. Por esta zona, un pescador de mosca, mucho no puede hacer en esta época.



Como mucho disfrutas del campo y así te despejas. De paso sacas de casa al orejón para que desfogue y disfrute del campo. Unas buenas botas de Goretex para no calarnos, un buen abrigo y la cámara de fotos, es todo el equipo necesario para pasar una agradable mañana entre la nieve.




Las estampas que puedes encontrarte son totalmente navideñas. Desde que vivo en Pirineos, la Navidad me parece aún más Navidad, pues este tipo de imágenes solo las veía en las películas que suelen echar en esta época.


No se que tiene la nieve que tanto gusta a los perros. Debe ser que siguen mejor el rastro o algo. Y si hablamos de rastros, estamos hablando de la obsesión de Toy, porque no es afición lo que tiene por rastrear, es algo obsesivo para él. Lo lleva en el instinto.



Rojo y blanco. Colores que te dicen que al cordero y al pavo le quedan pocos días de tranquilidad.


Después de estar en el campo, lo que más gusto me da es sentarme al calorcito del radiador, con un café caliente y el torno delante. Como ya llevo un tiempo por aquí, ya tengo muy claro que patrones necesito y cuáles me sobran en estos ríos y este invierno me centraré en cubrir esas necesidades.


La G&C (Ginger & Cree), la cuál probé hacia finales de temporada, resultó ser una buena atractora para pescar al agua, así que la he estado montando en anzuelos del #14 y 16. Su cuerpo es de dubbing superfine de color ginger de la marca Wapsi, que al mojarse deja un tono muy majo.




Hace ya unos meses, Vironcho, me mandó desde La Rioja unos hilos DMC, y entre ellos venía un tabaco muy bonito. Los he montado en parachute, con un buen poste light dun de polypropileno, para verlos bien entre las espumas de los ríos de montaña. Hackle poblado y tórax en dubbin de liebre ártica color dun, para que floten bien. Creo que Las Tabaco van a pescar fenomenal el año que viene.



Están montadas en un anzuelo D04 del #14.





Cuando Alberto Parajon y su hijo vinieron a pescar por mi zona, me trajeron entre otras cosas unos paquetes de pelo de ciervo muy majos, especial selección para montar Comparadun.


Si junto ese ciervo, con el dubbing de pardón que me regaló Joaquin Herrero, el cuál fabrica él mismo, el resultado son unos Pardones Comparadun muy bonitos y muy útiles para estos ríos, pues su flotabilidad y visibilidad son muy altas.



Los cercos los hago en pluma de León de color pardo, abiertos en V. Los monto en un anzuelo D04 del #12.



De la Carriona de Joaquin Herrero poco más podría aportar, pues su fama la tiene bien ganada. En las pocas incursiones a ríos de meseta que he hecho este año, ésta mosca me ha ido fenomenal y le tengo una fe ciega. El dubbing, como no podía ser menos, es manufactura de Joaquin y gracias a su generosidad, aún conservo una cantidad razonable de él.



Las he montado en anzuelos D04 del #16, 18 y 20, con alas en V  y para abrirlas una pequeña tira de foam negro. El CDC de las alas es color kaki.



Así mismo, en algunas zonas más bajas de los ríos de Huesca, la Eslina de Joaquin me ha funcionado muy bien,sobretodo con truchas algo puñeteras que se cebaban en las tablas más lentas. La monto con el mismo sistema que las Carrionas y en los mismos tamaños.






La MP81, o también llamada Barón Rojo, la he utilizado mucho este año, aunque no la veo en el agua todo lo bien que quisiera, por eso este año le he puesto un señalizador más grande y en vez de montarlo en CDC lo he hecho en polypropileno de color ligh dun. La he utilizado en tamaño del #14 para pescar con ella en tándem seca-ninfa. La monto tanto en su color original, como en otros como los marrones suaves u olivas. Ya la conocía y montaba allá por el año '97-'98, y recuerdo un día de finales de Mayo del '98, en el coto de Valdepiélago en León, una de éstas, en su variante oliva, hizo un auténtico estrago. Desde aquel día es una de mis moscas favoritas.




Las emergentes montadas con rayones y sedas, en parachute y con grandes señalizadores, hicieron una recta final de temporada muy buena. Me resultaron muy útiles sobretodo en pozones, con algunas truchas de esas que te desquician pues sabes que comen algo, pero no sabes él qué. Las monto en muchas tonalidades, pero  las que he estado montando estos días han sido en rayón Madeira 1157, que bien nos puede servir para imitar una emergente de Rhodani si bajamos el tamaño del anzuelo a un #16-18.


Creo que por hoy ya está bien. Pido disculpas por la calidad de algunas fotos, he intentando hacerlas sin flash para no alterar sus colores, pero estos días han sido un poco oscuros y mi cámara no da más.

Que no se enfríen los tornos! El invierno pasa rápido y al final en primavera nos pillará el toro si no apuramos montando moscas.